25 de septiembre de 2010

Cosmos y Público

Lo que más recuerdo de la emisión original de Cosmos en televisión es una sensación de sorpresa. Sorpresa por lo que contaba Carl Sagan, por la forma tan clara en que lo hacía y, también, por el modo en el que lograba no solo mostrar su entusiasmo por las maravillas de lo que nos rodea, sino incluso contagiarlo. Sagan no se limitaba a enseñarnos el Universo: nos subía a su nave y nos hacía acompañarle en ese viaje personal.

Han pasado ya tres décadas desde su estreno, y la ciencia ha avanzado mucho. Sin embargo, Cosmos ha resistido muy bien el paso del tiempo, en parte por una sabia selección de contenidos, pero sobre todo porque el entusiasmo de Sagan sigue siendo igual de contagioso que entonces. Poco importa que la serie no pudiera recoger los descubrimientos del Grand Tour de la Voyager II, las huellas sobre el suelo de Marte dejadas por el Sojourner o las imágenes captadas por el Hubble, porque lo que logra Sagan es, sobre todo, despertar el interés por esos descubrimientos. Por conocerlos, por comprenderlos y, también, por disfrutarlos.

A partir de mañana, el diario Público ofrece a sus lectores la serie Cosmos en DVD. Es una iniciativa estupenda por parte del periódico, que sigue la línea que ha permitido a su sección de ciencia (y esto es casi una primicia) obtener el Premio Prismas de la Casa de las Ciencias de La Coruña. Pero, más que al periódico a quien hay que felicitar es a quienes van a tener así la posibilidad de conocer, o de recordar y volver a disfrutar, esta estupenda serie. No se la pierdan.

23 de septiembre de 2010

ABC, naufragando entre las aguas del Mar Rojo

Vaya semanita que lleva la sección de ciencia de ABC. Si el otro día nos pasmábamos con la noticia de las fotos que un "investigador" aseguraba haber obtenido del asteroide 2010RF12 (que, a pesar de ser falsa hasta el ridículo, por increíble que parezca sigue estando en la edición digital del periódico y en lugar destacado de la portada de la sección),


hoy los ¿responsables? de la sección nos obsequiaron con esto:


Sí, han leído bien el titular. Dice

Un fuerte viento le abrió a Moisés las aguas del Mar Rojo

Así, con un par.

¿Se han recuperado ya? Pues sigamos. Según el artículo,

Un viento de unos cien kilómetros por hora pudo haber provocado la separación de las aguas en el Mar Rojo y permitido el paso de los israelitas guiados por Moisés, tal como relata la Biblia en el Exodo, según un estudio basado en catorce modelos realizados por ordenador.

Curiosamente, el autor (que, al César lo que es del César, se llama Emili J. Blasco) no parece mosquearse ni lo más mínimo cuando añade a continuación que

La investigación no busca negar la intervención divina, sino examinar la posibilidad de que efectivamente las aguas se abrieran y ofrecieran el cruce a pie a través del lecho del mar, algo a lo que da credibilidad.

Una declaración de intenciones como mínimo un tanto desconcertante. Como desconcertante es que ante esto el autor no realizase una mínima investigación que le hubiese llevado a localizar imágenes tan reveladoras como esta en que se muestra al principal firmante de la investigación, Carl Drews, cantando lo que no parece ser precisamente una selección de pasajes escogidos de "El origen de las especies":



Vamos, que muy imparcial no parece el muchacho.

Claro que más desconcertante aún es lo que cuenta Emili Blasco a continuación, cuando dice que

El estudio, realizado por el Centro Nacional para la Investigación Atmosférica de Estados Unidos y la Universidad de Colorado, sitúa el paso del Mar Rojo muy cerca del Mar Mediterráneo, donde mediciones a través de satélite muestran que un antiguo brazo del delta del Nilo se acercaba al lago Tanis, de poca profundidad y próximo a la costa, cerca de la actual ciudad de Port Said. La fuerza del viento habría repartido las aguas del Mar Rojo -la lengua que sube desde Suez- entre el lago y el brazo del Nilo.

No sé cómo andarán ustedes de geografía, pero probablemente mucho mejor que el señor Blasco, que echando mano de cualquier mapa de la zona podría haber comprobado (si es que no lo recordaba de sus tiempos del cole) que entre el Delta del Nilo (que desemboca en el Mediterráneo) y el Golfo de Suez (que pertenece al Mar Rojo) lo que hay es el Itsmo de Suez. Y allí, francamente, no hizo falta que ni Moisés ni el viento abriesen ningunas aguas hasta que Fernando de Lesseps terminó el correspondiente canal, allá por 1867.



Con este patinazo, evidentemente, parece difícil compartir la conclusión final del artículo,

“A la gente siempre le ha fascinado esta historia del Exodo, preguntándose qué de verdad hay en ello. Lo que este estudio muestra es que la descripción de la partición de las aguas realmente tiene base en leyes físicas. La partición puede entenderse mediante la dinámica de fluidos. El viento mueve el agua de un modo que, de acuerdo con leyes físicas, crea un pasillo seguro con el agua a los dos lados y luego abruptamente permite que el agua vuelva a su sitio”, afirma Carl Drews, responsable de la investigación.

 Pero nos equivocaríamos si pensásemos que no hay que dar crédito a la historieta simplemente por el despiste geográfico de Emili Blasco. Ni mucho menos. Es por todo lo demás.

Vamos a verlo, como debe ser, echando un vistazo al artículo original, que se encuentra aquí por cortesía de PlosOne. O, al menos, voy a verlo yo; ustedes pueden dedicarse si quieren a otras cosas, que ya les resumo las jugadas más interesantes. De nada.

En síntesis, el artículo explora la posibilidad de que el viento pueda llegar a descubrir un camino en el lecho de un cuerpo de agua. Semejante hazaña, que hasta la fecha solo parecía estar al alcance de Cecil B. DeMille, fue por lo visto presenciada por un general británico, Alexander B. Tulloch, en 1882. Escribía Tulloch que


One day, when so employed [surveying] between Port Said and Kantarah, a gale of wind from the eastward set in and became so strong that I had to cease work. Next morning on going out I found that Lake Menzaleh, which is situated on the west side of the [Suez] Canal, had totally disappeared, the effect of the high wind on the shallow water having actually driven it away beyond the horizon, and the natives were walking about on the mud where the day before the fishing-boats, now aground, had been floating. When noticing this extraordinary dynamical effect of wind on shallow water, it suddenly flashed across my mind that I was witnessing a similar event to what had taken place between three and four thousand years ago, at the time of the passage of the so-called Red Sea by the Israelites.

[Un día, actuando así (en tareas de vigilancia) entre Port Said y Kantarah, se levantó un temporal de viento del este que llegó a ser tan fuerte que tuve que detenerme. A la mañana siguiente descubrí que el lago Menzaleh, que está situado en la ribera oeste del Canal de Suez, había desaparecido por completo, ya que el efecto del fuerte viento sobre sus aguas poco profundas las había arrastrado más allá del horizonte, y los nativos estaban caminando sobre el fango donde el día anterior habían estado flotando las barcas de pesca, hoy embarrancadas. Cuando contemplé este extraordinario efecto dinámico del viento sobre aguas poco profundas, pensé de pronto que estaba contemplando un suceso similar al que ocurrió entre tres y cuatro mil años antes, en la época del cruce del llamado Mar Rojo por los Israelitas].


De nuevo, a primera vista puede apreciarse algún elemento que no cuadra del todo. El general hablaba de un pequeño lago de aguas poco profundas que habían sido totalmente barridas por el viento, circunstancia que, por mucho que le emocionara, parece que tiene poco que ver con que el viento abra un camino en un mar grande y profundo. Sin embargo, el relato también debió de emocionar a los autores del estudio, que ni cortos ni perezosos decidieron comprobar si había podido ocurrir algo así. Bueno, no algo exactamente así: ellos querían comprobar, como nos decía con ingenuidad Emili Blasco, la posibilidad de que el viento abra un camino en las aguas.

Para lo cual, dirán ustedes, se fueron al Mar Rojo, ¿verdad? Pues no. Se fueron (y de ahí la confusión de Emili Blasco) al Delta del Nilo. Concretamente al Lago de Tanis, cuya peculiar geografía era perfecta para lo que buscaban los autores.

Y no, no lo busquen ni en Google Maps ni en la Wikipedia. El Lago de Tanis dejó de existir hace siglos, y solo nos quedan algunas alusiones en relatos antiguos e intentos de reconstrucción más o menos afortunados. Los autores del estudio emplean, concretamente, este. Y como ni aun así, les vale, le hacen unas cuantas modificaciones. Ajustando algún otro detalle geográfico aquí y allá, creando un par de lagunas adicionales, moviendo lo necesario la costa del Mediterráneo, asignando la profundidad adecuada al Lago de Tanis y retocando aquí y allá el caudal del Nilo, los investigadores descubrieron que, ¡albricias!, el modelo funciona, y un viento constante de 28 m/s (unos 100 Km/h) soplando desde el este durante doce horas seguidas consigue abrir un camino en el lecho del lago.

Y pertrechados con semejante hallazgo se dirigen al Golfo de Suez y repiten el estudio. Que requiere, por supuesto, crear un modelo de Golfo de Suez totalmente distinto al de la realidad: mucho menos profundo y con una cresta submarina que lo cruza de este a oeste a una profundidad de dos metros. Ni uno más: como descubrieron con desmayo, al aproximar su modelo a la forma real de la cresta resultaba que un pequeño aumento de profundidad en algún tramo se traducía en una "brecha" en el "camino" de más de un kilómetro.

Pero bueno; suponiendo como decíamos que la cresta estuviese solo a dos metros de profundidad, que fuese totalmente llana, y que soplase un viento de, ejem, 33 m/s (118,8 Km/h) constantemente durante veinticuatro horas, y siempre en el caso de que el viento se iniciase y terminase de forma brusca, la hazaña era perfectamente posible, y Charlton Heston Moisés y los suyos podrían haber cruzado el Mar Rojo sin más preocupación que la de no salir volando.

El milagro se ha producido.



Milagro que, por supuesto, no es que Moisés cruzase el Mar Rojo (para lo cual tendría primero que haber existido, cosa bastante improbable), sino que semejante cosa haya colado en una revista científica como PLoS.

Lamentablemente, lo que ya no parece milagroso es que ABC se haya vuelto a dejar colar una "noticia" que incluso un periódico tan poco sospechoso de hacer honor a su nombre como La Razón ha reproducido en su sección de "noticias curiosas".

Y ni siquiera vale como excusa el hecho de que se trate de un estudio aparecido en una revista científica. Eso podría servir para una gaceta trimestral de una comunidad de vecinos, pero no para un periódico supuestamente serio. Si se van a creer que todo lo que ha sido objeto de estudio en un artículo científico existe, tendrán que ir preparando reportajes sobre los ataques de zombies (pdf), la piropsicología y sexualidad de los dragones (pdf), los achaques de la familia Simpson (pdf) o el lamentable estado psíquico de Gollum (en el British Medical Journal; requiere suscripción gratuita).

Y, en cualquier caso, al paso que van tendrán que cambiar también la cabecera de la sección de ciencia por otra más ajustada a la realidad.



Lo cual, se mire por donde se mire, sería una pena, ¿verdad?

21 de septiembre de 2010

La semana de la quiropráctica: ¿qué le pasa, "doctor"?

Les propongo un ejercicio facilito. Vayan a Google y busquen los términos "quiropráctica" y "profesión sanitaria". Les aparecerá algo tal que así:


Muchos de ellos, la verdad, se limitan a copiarse entre sí. Es difícil establecer cuál es la fuente original, pero en todos los casos empiezan diciendo más o menos que

La quiropráctica es la profesión sanitaria...

Bueno, pues no.

El concepto de "profesión sanitaria" no es como para tomárselo a la ligera, ya que afecta a algo tan básico como la salud de los ciudadanos. Por ese motivo, en España está regulado por la Ley 44/2003, de ordenación de las profesiones sanitarias, que dice entre otras cosas que



Artículo 2. Profesiones sanitarias tituladas.

1. De conformidad con el artículo 36 de la Constitución, y a los efectos de esta Ley, son profesiones sanitarias, tituladas y reguladas, aquellas cuya formación pregraduada o especializada se dirige específica y fundamentalmente a dotar a los interesados de los conocimientos, habilidades y actitudes propias de la atención de salud, y que están organizadas en colegios profesionales oficialmente reconocidos por los poderes públicos, de acuerdo con lo previsto en la normativa específicamente aplicable.

2. Las profesiones sanitarias se estructuran en los siguientes grupos:

a) De nivel Licenciado: las profesiones para cuyo ejercicio habilitan los títulos de Licenciado en Medicina, en Farmacia, en Odontología y en Veterinaria y los títulos oficiales de especialista en Ciencias de la Salud para Licenciados a que se refiere el título II de esta Ley.

b) De nivel Diplomado: las profesiones para cuyo ejercicio habilitan los títulos de Diplomado en Enfermería, en Fisioterapia, en Terapia Ocupacional, en Podología, en Óptica y Optometría, en Logopedia y en Nutrición Humana y Dietética y los títulos oficiales de especialista en Ciencias de la Salud para tales Diplomados a que se refiere el título II de esta Ley.

3. Cuando así resulte necesario, por las características de la actividad, para mejorar la eficacia de los servicios sanitarios o para adecuar la estructura preventiva o asistencial al progreso científico y tecnológico, se podrá declarar formalmente el carácter de profesión sanitaria, titulada y regulada, de una determinada actividad no prevista en el apartado anterior, mediante norma con rango de ley.

Conforme a lo establecido en la Ley 10/1986, de 17 de marzo, sobre odontólogos y otros profesionales relacionados con la salud dental, tienen carácter de profesión sanitaria la de protésico dental y la de higienista dental.

Y que

Artículo 3. Profesionales del área sanitaria de formación profesional.

1. De conformidad con el artículo 35.1 de la Constitución, son profesionales del área sanitaria de formación profesional quienes ostentan los títulos de formación profesional de la familia profesional sanidad, o los títulos o certificados equivalentes a los mismos.

2. Los profesionales del área sanitaria de formación profesional se estructuran en los siguientes grupos:

a) De grado superior: quienes ostentan los títulos de Técnico Superior en Anatomía Patológica y Citología, en Dietética, en Documentación Sanitaria, en Higiene Bucodental, en Imagen para el Diagnóstico, en Laboratorio de Diagnóstico Clínico, en Ortoprotésica, en Prótesis Dentales, en Radioterapia, en Salud Ambiental y en Audioprótesis.

b) De grado medio: quienes ostentan los títulos de Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería y en Farmacia.

3. Tendrán, asimismo, la consideración de profesionales del área sanitaria de formación profesional los que estén en posesión de los títulos de formación profesional que, en la familia profesional sanidad, establezca la Administración General del Estado conforme a lo previsto en el artículo 10.1 de la Ley Orgánica 5/2002, de 19 de junio, de las Cualificaciones y de la Formación Profesional. 

La "profesión sanitaria quiropráctica", como podemos ver, ni está ni se le espera. De hecho, podría decirse que hasta está mal vista:


Artículo 44. Publicidad del ejercicio profesional privado.

1. La publicidad de los servicios y prestaciones ofrecidos al público por los profesionales sanitarios deberá respetar rigurosamente la base científica de las actividades y prescripciones, y será objetiva, prudente y veraz, de modo que no levante falsas esperanzas o propague conceptos infundados.

2. Los profesionales sanitarios podrán facilitar a los medios de comunicación, o expresar directamente en ellos, informaciones sobre sus actividades profesionales, siempre que la información facilitada sea verídica, discreta, prudente y se manifieste de manera fácilmente comprensible para el colectivo social al que se dirige.

3. No podrán ser objeto de publicidad las actividades o productos sanitarios no autorizados, o sobre los que no exista evidencia de sus efectos beneficiosos para el ser humano, quedando prohibida la publicidad de productos y servicios de carácter creencial y de los productos-milagro.

4. El incumplimiento y, en su caso, la sanción que corresponda, de lo dispuesto en los apartados anteriores se exigirá de acuerdo con la Ley 14/1986, General de Sanidad, y, en lo que sean de aplicación, con las Leyes 26/1984, General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, y 34/1988, General de Publicidad.

El último punto es una especie de broma, como pueden imaginarse dada la pasividad que muestra la administración para este tipo de fraudes. Porque sí, es un fraude; los quiroprácticos no están ni mucho menos utilizando un, digamos, sentido coloquial de la expresión (que en cualquier caso seguiría estando prohibido por la ley, como hemos visto). Porque no se quedan aquí, no. Volvamos a Google y busquemos otra cosa distinta; esta vez "doctor" y "quiropráctica":


Se mire como se mire, 131.000 son muchos resultados. ¿A qué se debe semejante alegría?

Según la Asociación Española de Quiropráctica,

La formación de los quiroprácticos es universitaria, equivalente a una licenciatura en España. La carrera de Quiropráctica tiene una duración de seis-siete años académicos (el número de cursos académicos varía según los países), lo que equivale a unas 5.500 horas lectivas. Finalizada la carrera se obtiene el título de Doctor en Quiropráctica (Doctor of Chiropractic), como se hacen llamar muchos de estos profesionales sanitarios, o bien el de Licenciado en Quiropráctica (si cursan los estudios en alguna universidad europea).

Lo cual puede ser un buen argumento propagandístico para sus asociados, pero nada más. Dejando aparte el hecho de que, aun avalándola una Universidad, una formación basada en una pseudociencia sigue siendo eso, una formación pseudocientífica, lo cierto es que la carrera de quiropráctico no está reconocida en España. El título de "doctor" en quiropráctica tiene tanta validez a efectos legales como, por ejemplo, este:



Que encima es más bonito. Y si bien es cierto que el de "doctor" en quiropráctica está reconocido oficialmente en algunos países... bueno, el mío también.

Con la diferencia de que yo lo puedo exhibir públicamente y los quiroprácticos... pues más bien no. O al menos eso es lo que se desprende del Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales y el Real Decreto 1002/2010, de 5 de agosto, sobre expedición de títulos universitarios oficiales.

Pero claro, queda de nuevo la salida del uso coloquial del término, ¿verdad?

Pues tampoco. Como bien dice, por una vez, la Real Academia Española de la Lengua, en su uso coloquial "doctor" significa


Médico, aunque no tenga el grado académico de doctor.

Que es, en definitiva, de lo que se trata: de hacerse pasar por médicos sin serlo.

Lo cual, por cierto, es también una costumbre muy acreditada del gremio. En un interesante artículo del New Zealand Medical Journal, Andrew Gilbert comprobó que el uso del título de "doctor", aun no siéndolo, era extraordinariamente habitual entre los quiroprácticos de aquel país, hasta el punto de que de los 146 casos estudiados lo empleaban nada menos que 120. Y, lo que es más significativo: cuando, con motivo de la batalla judicial entre la British Chiropractic Association y Simon Singh, los quiroprácticos británicos pasaron a estar bajo la lupa de los organismos reguladores de la publicidad, sus asociaciones profesionales se apresuraron a enviarles recomendaciones como esta de la McTimoney:

Si utiliza tarjetas de visita u otros artículos de papelería en los que aparezca el título de "doctor" y no se especifique claramente que usted es un doctor en quiropráctica o que no posee titulación médica acreditada, DEJE DE UTILIZARLOS inmediatamente.

O esta otra de la propia BCA:

Tenga cuidado con el uso del título de Doctor. Asegúrese de que no pueda haber ninguna duda de que usted es un quiropráctico y no un médico. No emplee el título de doctor en ningún impreso sin aclarar expresamente que usted es un quiropráctico.

Así que ya sabe: usted es plenamente libre de acudir a un quiropráctico. Pero tenga en cuenta que ni es "doctor" ni "profesional sanitario", y que lo más probable es que ni su diagnóstico sea real ni su tratamiento le haga nada. O, peor aún, que sí que se lo haga. La decisión, como su salud, es completamente suya.

Lucecitas en el cielo

Reconozco que la noticia me saltó a la cara como... bueno, como algo que te salta a la cara. La portada de la edición web de ABC la publicaba tan solo en un recuadrito, pero era suficiente como para llamar la atención:


En el interior, el reportaje publicaba una segunda fotografía,


y contaba que

Manuel Moriones, un madrileño aficionado a la astronomía, ha logrado captar en Isla Cristina (Huelva) unas imágenes inéditas de lo que parece ser el paso de un asteroide sobre la Tierra. Según el autor de la fotografía, se trata de la roca espacial 2010 RF12 que hace unos días pasó muy cerca de nuestro planeta. La instantánea fue captada con una simple cámara, sin telescopio.

Precisamente fue eso último lo que más me llamó, que captase las fotos sin telescopio. ¿Es eso posible?

Pues más bien no. Y vamos a verlo con los datos que proporciona el propio artículo, sin ir más lejos.

Dice el texto que


El primer asteroide, el 2010 RX30 con un tamaño de entre diez y veinte metros de diámetro, pasó a las 9:51 a menos de 0.6 distancias lunares de la Tierra (unos 248.000 kilómetros), mientras que el segundo, el 2010 RF12, con tamaño de entre seis y catorce metros, pasó a 0.2 distancias lunares (unos 79 000 kilómetros) una horas después, a las 23:12.

Moriones realizó las fotografías a las 23:25 horas en la playa onubense, de forma que sería el segundo objeto el que se refleja en las imágenes. El investigador, afincado en Madrid, ha indicado que sólo tuvo que adentrarse unos metros en el mar para captar una imagen que considera "histórica".


No nos complicaremos mucho y utilizaremos la técnica del "cálculo del reverso de sobre". Tal que así:


Como ven el sobre no deja mucho espacio disponible, pero tampoco hace falta demasiado. De hecho, para empezar basta con un par de reglas de tres. Según la mayor de las estimaciones que cita el periódico, el asteroide tendría 14 metros de diámetro. Por otra parte, se encontraba a 79 000 Km de distancia. Haciendo unos numeritos


Lo que ha conseguido este señor equivaldría a fotografiar un disco de 14 mm de diámetro a... ¡79 Km de distancia! Para que se hagan una idea, un céntimo de euro mide algo más de 16 mm de diámetro. No hace falta tener muchas luces para darse cuenta de que semejante proeza es sencillamente imposible, ¿verdad?

En fin, que ni siquiera hemos necesitado el poco espacio libre que nos dejaba el sobre para darnos cuenta de que la noticia es un disparate. Pero, ya que lo tenemos, vamos a seguir.

Podemos verlo de otra manera. Una fotografía capaz de captar un objeto de 14 metros a 79 000 Km de distancia, ¿qué podría captar sobre la superficie de la luna? Haciendo de nuevo unos cálculos (y redondeando para no echar mano de la calculadora) tenemos que


¿Es posible desde La Tierra resolver objetos de 70 m situados sobre la superficie lunar? Una primera aproximación a la cuestión nos dice que no. Por ejemplo, observen esta foto:


Fue captada a través de un telescopio (de hecho, con la cámara de mi teléfono).

Volvamos al sobre. La Luna tiene un diámetro de 3476 Km. Vamos a suponer que la cámara del fotógrafo portentoso, que dice que era más o menos normal, tuviese una resolución de 12,1 Megapíxeles, de modo que sus fotografías serían de 4000x3000 píxeles. Para seguir sin echar mano de la calculadora vamos a aceptar que la Luna ocupase esos 4000 píxeles y redondear el resultado. Tendríamos que


Es decir, cada píxel de la imagen equivaldría a un kilómetro de superficie lunar. Y eso, recordemos, en el caso de una foto tomada por un telescopio. Sin entrar en detalles (que no caben en el sobre), parece evidente que una "simple cámara" no podría llegar nunca a tanta resolución, de modo que el fotógrafo se quedaría aún más lejos de esos 70 metros. O, lo que es lo mismo, no tendría resolución suficiente para fotografiar el asteroide.

De hecho no podría hacerlo ni él ni nadie. Volvamos a nuestro sobre, pero esta vez vamos a hacer un cálculo un poco más complicado (y sí, ahora con calculadora). La llamada "fórmula de ángulo pequeño" relaciona (aproximadamente) la distancia de un objeto, su tamaño aparente y su diámetro real. En su forma más habitual se suele escribir como

D=ad/206.265

Donde D es el diámetro real del objeto, a su tamaño aparente en segundos de arco, y d la distancia.

En este caso lo que conocemos es precisamente la distancia (79 000 Km) y el diámetro real del objeto (14 m), de modo que podemos emplear la fórmula para encontrar su tamaño aparente:


¿Cómo podríamos observar un objeto de 0,0366 segundos de arco? Pues difícilmente. Ni con la cámara de este señor, ni con mi telescopio, ni con el mismísimo Hubble. De hecho, el Hubble alcanza una resolución óptica de 0,1 segundos de arco, y aunque su óptica no le permite alcanzar la cantidad de "aumentos" que los mayores telescopios con base en tierra, estos se ven lastrados por los efectos de la atmósfera, que impiden obtener resoluciones mayores de 0,5 arcosegundos. 

Eso directamente, claro. Se podría llegar a captar un objeto como el asteroide de marras gracias a la luz solar que reflejaba, y aunque su tamaño sería insuficiente para llegar a resolverlo y captar su forma, el fotógrafo quizá podría haber captado un puntito brillante. De hecho así es como fueron descubiertos estos objetos y así es como se ha podido captar algunas fotos de ellos... que no tienen nada que ver con las que publica el periódico, a pesar de haber sido obtenidas con telescopio. Porque resulta que 2010 RF12 alcanzó una magnitud aparente de aproximadamente 12, es decir, unas 250 veces menos brillante que las estrellas más débiles que pueden observarse a simple vista. Y, desde luego, muchísimo menos luminoso que lo que podría captar una "simple cámara".

De todos modos reconozco que todos estos cálculos sobran. Bastaría con el primero, es decir, el hecho de que las fotos equivaldrían a fotografiar desde Madrid un céntimo de euro situado en Ávila, para darse cuenta de que la afirmación es un puro disparate. Por muy brillante que fuera el céntimo de euro.

Lo cual, por cierto, no ha impedido que la "noticia" se publicase no solo en ABC, sino en Huelva Información, ADNEl Día o Terra Noticias. En algunos casos, para más sarcasmo, en la sección de ciencia y tecnología. Evidentemente, en ninguno de estos medios hubo nadie que se mosquease lo más mínimo ante la noticia y hubiese hecho unas mínimas comprobaciones, pero es que tampoco lo hubo en la fuente de la noticia, la Agencia Efe, que no parece preocuparse demasiado por estar a la altura de ese lema que nos coloca Google cuando buscamos su dirección de internet.



Claro que tampoco parece que se mosquease mucho el autor de las fotos. Algo muy extraño si tenemos en cuenta que, según la noticia, este buen señor es un "investigador". Pero, ¿qué clase de investigador?

Pues la respuesta la tenemos en alguna otra publicación de las que han picado, como La Vanguardia, que dice que este señor

trabaja para el Centro de Investigador de Fenómenos Extraños (CIFE) de la Comunidad madrileña

Centro Investigador, que como su nombre indica, es... bueno, esto.

De modo que ya lo ven: Manuel Morriones es un investigador... del fenómeno ovni. Sí, de esos que se van con su chaleco multibolsillos a las alertas ufológicas y demás parafernalia. Como yo, en el fondo, soy un pedazo de pan, pensaré que este animoso investigador, sencillamente, es incapaz de saber lo que ha fotografiado (porque la alternativa, es decir, que sí que sepa lo que ha fotografiado, le dejaría en peor lugar aún). Pero, en cualquier caso, si esto es una muestra de la calidad de sus investigaciones ufológicas...

Pero, ¿saben? En realidad no hay problema. Estas cosas no son tan raras en la ufología española. Y, como hemos visto, tampoco en los medios y agencias de noticias. En fin...

18 de septiembre de 2010

La semana de la quiropráctica



Estamos en la Semana de la Quiropráctica. Así que hablemos de ella.

Contábamos hace algún tiempo que los estudios científicos demuestran que la efectividad de la quiropráctica es prácticamente ninguna. De hecho, ni siquiera los propios quiroprácticos han podido encontrar ningún estudio riguroso que demuestre que la quiropráctica sirva para otra cosa que no sea aliviar el dolor lumbar y, quizá, la migraña, dolencias que en cualquier caso mejoran con cualquier masaje sin necesidad de acudir a conceptos como el "complejo de subluxación vertebral". Algo que, a pesar de ser un pilar básico de la doctrina de la quiropráctica, los propios quiroprácticos están teniendo que reconocer a regañadientes que sencillamente no existe. En su día lo hizo, como contábamos, el British Chiropractic Council, y ahora también parece que lo está haciendo (aunque de tapadillo) nada menos que el Council of Chiropractic Education USA. Teniendo en cuenta que la quiropráctica se basa en la creencia de que todas las dolencias son causadas por esas "subluxaciones", y en consecuencia en el poder curativo de su corrección mediante la "manipulación quiropráctica", evidentemente si aquellas no existen estas tampoco tienen ninguna razón de ser, ¿verdad?

Pero en aquella entrada comentábamos también que

si en la mayoría de las pseudoterapias el principal peligro es que un enfermo no siga o incluso abandone un tratamiento médico real, la manipulación quiropráctica y la parafernalia que la rodea sí que pueden resultar peligrosas. Lo veremos otro día.

Así que vamos a inaugurar esta Semana de la Quiropráctica (o "Semana Q", como la llaman) dando un repaso a esos peligros.

El primero es bastante obvio para todo el que haya visitado alguna vez a un quiropráctico. El (recordemos, inexistente) "complejo de subluxación vertebral" es un supuesto mal alineamiento de las vértebras, y la mejor forma de verlo (teniendo en cuenta que solo los quiroprácticos son capaces de verlo) es mediante una radiografía.

Ahora bien; como resulta sobradamente sabido, la exposición a los rayos X siempre supone un cierto riesgo, motivo por el cual en la práctica médica, digamos, "normal" se procura limitarla a lo estrictamente necesario. Una radiografía no incrementa excesivamente el riesgo de padecer cáncer, pero generalmente se realiza solo cuando los beneficios superan claramente ese pequeño riesgo. Pero el tratamiento quiropráctico suele requerir la realización no de una, sino de varias radiografías, tanto para la "diagnosis" como para comprobar la "evolución" del "tratamiento" (pdf). Si tenemos en cuenta que, como decíamos, la evidencia muestra que la quiropráctica no tiene efectos terapéuticos que justifiquen esta reiterada exposición a los rayos X, calculen ustedes mismos si merece la pena someterse a una práctica de riesgo, por pequeño que sea, para nada.

Otro peligro de la quiropráctica y, en general, de todas las pseudoterapias, es que los pacientes no acudan a un tratamiento médico real. Se trata de un riesgo bajo, en parte porque la quiropráctica suele emplearse para dolencias de escasa importancia o incluso para realizarse chequeos rutinarios, y en parte porque los quiroprácticos, por suerte, no suelen llegar a extremos como desaconsejar a sus pacientes seguir un tratamiento médico que podría haber salvado su vida o proponerles que, en vez de vacunarse, se "protejan" con alguno de sus remedios ficticios. De hecho, los quiroprácticos suelen hacer mucho hincapié en su capacidad para "tratar" problemas como los cólicos de los bebés, el asma o la enuresis infantiles, o los dolores crónicos de espalda y cuello, que o bien desaparecen con el crecimiento o bien tienen una evolución cíclica (lo que les asegura una notable tasa de "éxito"), pero que en todo caso no suelen ser sintomáticos de enfermedades graves.

Sin embargo, hay un tercer factor de riesgo que desde hace poco está empezando a tomarse en serio, porque realmente es muy, muy preocupante: el peligro de sufrir lesiones a causa de la manipulación quiropráctica.

En este interesante artículo de Richard P. Di Fabio se analizan los riesgos de la manipulación cervical en general. Como puede verse en este gráfico


la cosa no es como para tomársela a broma: entre los peligros que encontró el Dr. Di Fabio están el de sufrir una disección arterial, lesiones cerebrales, trombosis... Y, por otra parte, como nos muestra este otro gráfico


en la inmensa mayoría de los casos estas lesiones, muchas de ellas mortales, fueron producidas por quiroprácticos. Estos resultados han sido confirmados por los que encontró Edzard Ernst en este otro estudio, dedicado expresamente a estudiar los casos de muerte tras recibir tratamiento quiropráctico.

Si bien, como hace notar el propio Dr. Ernst, probablemente haya muchos más que los ya conocidos. El problema es que la manipulación quiropráctica, a base de movimientos rápidos y bruscos de las vértebras, puede llegar a dañar las arterias cerebrales. En los casos más extremos el quiropráctico llega a seccionar completamente alguna de las arterias, pero la mayoría de las veces el proceso del llamado "chiropractic stroke" es mucho más sutil. Lo podemos ver en este vídeo:



En definitiva, el daño producido en el interior de la arteria a causa de la manipulación quiropráctica provoca la formación de un trombo que, al desprenderse, da lugar a un accidente cerebrovascular. Sin embargo, como el trombo puede tardar días o incluso semanas en desprenderse es muy probable que nadie llegue a asociarlo con la sesión de quiropráctica. En la actualidad hay varios estudios encaminados a intentar comprobar si la incidencia de infartos cerebrales es mayor entre los pacientes que se someten a quiropráctica que entre el resto de la población, pero aún no hay resultados concluyentes.

En cualquier caso cada vez se van conociendo más casos de este tipo, de modo que el problema empieza poco a poco a asomar en los medios, entre otras razones por la creciente interposición de demandas judiciales por parte de las víctimas. Y aunque los quiroprácticos se resisten con uñas y dientes incluso a algo tan elemental como informar de este riesgo a sus pacientes, las compañías de seguros están empezando ya a retirar la manipulación quiropráctica de sus coberturas, para evitarse males mayores.

Pero todo ello, claro, fuera de nuestras fronteras. Aquí nos quedamos con la repetición acrítica y bobalicona de lo del Día de la Quiropráctica.

Día que, como decíamos al principio, en realidad es una semana. Así que me permitirán ustedes que hablemos más del tema estos días. ¿Quién sabe?, quizá hasta nos llevemos alguna sorpresa agradable y todo...


Notas: 


- Supongo que los lectores del blog se habrán dado cuenta de que la frase inicial es un homenaje a aquel famoso artículo de Simon Singh que dio lugar a su épica batalla judicial frente a la British Chiropractic Association. El Dr. Singh recordaba en aquel artículo que él mismo había escrito junto a Edzard Ernst el libro Trick or Treatment, dedicado a evaluar las evidencias científicas que respaldan (o, más bien, no respaldan) todo tipo de terapias alternativas.




Pues bien; tal y como anunció el otro día Simon Singh, ha puesto a la venta un pequeño número de ejemplares firmados. Los pueden encontrar a través de ebay.




- Esto de la semana de la quiropráctica es una excelente excusa para publicar información rigurosa sobre ella. ¿Verdad? Sí, pueden tomarlo como una invitación/provocación/reto ;-)

15 de septiembre de 2010

Halliburton, Aníbal y la pobre Miss Dally

Si son ustedes lectores de Amazings.es probablemente recuerden la historia de Richard Halliburton, el tipo que se convirtió en un barco. Pero en julio de 1935 en lo que se transformó fue nada menos que en un conquistador. Aquí lo tienen atravesando el Puerto del Gran San Bernardo, a 2473 metros de altitud, dispuesto no a conquistar Italia, pero sí por lo menos a demostrar que Aníbal también pudo cruzar así los Alpes en el año 218 a.C., a lomos de un elefante.




Lo cual viene a ser algo así como el punto culminante de un error con casi veinte siglos a sus espaldas.

Supongo que todo el mundo conoce, aunque sea a grandes rasgos, la historia de Aníbal, el general cartaginés que al mando de su ejército partió desde Hispania y, cruzando los Alpes, se adentró en Italia, derrotando estrepitosamente a las legiones romanas en dos grandes batallas y quedándose a un paso de conquistar la mismísima ciudad de Roma. Se trataba de una hazaña pasmosa para la época, hasta el punto de que los historiadores de entonces, incluyendo a los romanos, no dudaron en reflejarla con todo lujo de detalles. Habló de ella, por ejemplo, Polibio, hacia mediados del siglo II d.C., y por Tito Livio sabemos que no fue el único, ni mucho menos. 

Y que la mayoría habían metido la pata con la geografía.

En la época romana, el que hoy conocemos como Puerto del Gran San Bernardo se llamaba Summus Poeninus, Cumbre penina. Y muchos historiadores, según contaba Tito Livio, pensaron que aquel nombre se debía precisamente al hecho de que pasase por allí Aníbal (que era paenus, es decir, púnico o cartaginés). Livio explicaba que esta ruta no llevaba a territorio de los taurinos, con quienes se enfrentó Aníbal tras el cruce de los Alpes, sino al de los salassos, pero añadía otro argumento igual de sólido: la denominación del puerto no tenía nada que ver ni con Aníbal ni con Cartago, sino con el dios Penino, venerado por las tribus celtas de la zona y al que los romanos, con notable practicidad, asociaron a su propio Júpiter. 

De hecho, esto que no vemos en la foto es precisamente el templo de Júpiter Penino que presidía el Puerto, erigido frente al antiguo altar celta.



Y digo “que no vemos” porque los cristianos sustituyeron a su vez a Júpiter Penino por Jesucristo, a quien está consagrada la iglesia del Hospicio que fundó Bernardo de Menthon allá por el año 1050, según algunas fuentes, y en 950, de acuerdo con otras (que no tienen en cuenta que Bernardo nació hacia 1020, aunque claro, siendo un santo, con eso de los milagros...) Y, como dice la frase, desnudaron a un santo para vestir a otro, es decir, desmontaron el templo y el resto de las edificaciones romanas que aún quedaban en pie para aprovechar sus piedras en la construcción del Hospicio. Se ha logrado identificar varias de estas piedras en los cimientos, la cripta o la "quesería" (la bodega subterránea) del Hospicio, además de otros restos reutilizados en diversos lugares de la zona.

El saqueo, sin embargo, no pudo acabar con todo. A pesar de que las edificaciones quedaron reducidas a unos cimientos difíciles de identificar, aún es visible la vía romana, y los arqueólogos han podido recuperar una gran cantidad de objetos de bronce y hierro (excepcionalmente bien conservados gracias al clima extremadamente frío, que congela la humedad impidiendo la oxidación). Entre ellos, numerosas tablillas votivas dedicadas, cómo no, a Júpiter Penino:


El recuerdo del dios romano se conserva también en la toponimia. La zona del Puerto en la que están situados los restos romanos se conoce como Plan de Jupiter, y el pico más alto de los que rodean el paso se llama aún Mont Joux, herencia directa del romano Mons Iovis.

Pero estábamos con Aníbal. Si no pasó por el Gran San Bernardo, ¿por qué es una creencia tan extendida? Aunque la confusión siguió manteniéndose entre historiadores (pocos) y novelistas (muchos), probablemente el mayor responsable sea otro personaje histórico, otro gran conquistador. Este de aquí:


El personaje es, obviamente, Napoleón Bonaparte, y la imagen corresponde a uno de sus retratos más famosos: el que pintó Jacques Louis David en 1801. El cuadro refleja a Napoleón dirigiéndose a la conquista de Italia, para lo cual tuvo que hacer que su ejército cruzara los Alpes en 1800. Y, esta vez sí, por el Gran San Bernardo.

Y el cuadro refleja también la conocida megalomanía de Napoleón. En realidad pasó por el Puerto a lomos de una mula, y haciendo noche en el Hospicio. Pero quiso que le glorificaran al máximo, retratándose a lomos de un brioso corcel y en actitud de heroico guía de sus soldados. 

Identificándose, además, con gloriosas figuras del pasado. Si se fijan en la parte inferior izquierda del cuadro verán que las rocas presentan tres inscripciones:


Corresponden a Carlomagno (que sí pasó por el Puerto, aunque de forma bastante más pacífica) el propio Napoleón... y Aníbal.

Años más tarde Napoleón fue derrotado y depuesto, pero gran parte de su obra sigue entre nosotros, y entre ella muchos de los frutos de su propaganda. Recordemos que su carrera política y militar coincide con el desarrollo del romanticismo, y muchos de los elementos épicos y nostálgicos de esa propaganda fueron amplificados por pintores, escultores y escritores de la época.

De modo que ahí tenemos a Halliburton cruzando el Gran San Bernardo en elefante.

O, mejor dicho, en elefanta, porque era una dama. Se llamaba Elysabethe Dalrymple, aunque era familiarmente conocida como Miss Dally, y no lo pasó demasiado bien en el viaje. Tuvo que atravesar algunas dificultades poco comunes en su entorno natural


Y acabó enferma a causa del viaje. Aunque Halliburton y los cronistas de la época aseguraron que el problema había sido el estruendoso recibimiento que le habían preparado las autoridades italianas, lo cierto es que la pobre Miss Dally ya había dado muestras de fatiga durante la subida al Puerto, obligando incluso a Halliburton a apearse en alguna ocasión.


Al parecer, cuando Miss Dally llegó a la cima del Puerto sufría mareos y fatiga provocados probablemente por la altitud y la dureza de la subida. Sin embargo, por lo que tengo entendido consiguió recuperarse y volver a su feliz vida en el zoo de París.

Y después de todo, quizá su paso por el Gran San Bernardo no fuera tan traumático. Allí le presentaron a uno de los famosos perros del Hospicio...


...y, aunque nadie lo puede asegurar a ciencia cierta, quizá aquel encuentro acabó en algo más que un cordial saludo ante las cámaras ;-)


Nota: La hazaña de Miss Dally (Halliburton se limitaba a ir encima) puede contemplarse en esta colección de fotos de Raymond Schmid, así como en esta curiosa peliculita de la época, de la que he extraído las imágenes.

9 de septiembre de 2010

El gruyere no tiene agujeros

A pesar del tiempo transcurrido, una de las entradas más visitadas de este blog sigue siendo la que dediqué en su día a la edición del año pasado del "Congreso Ciencia y Espíritu", un magno evento dedicado, como vimos, a arremeter con espíritu templado y firme contra la ciencia en todas sus vertientes. Y sospecho que esa popularidad de la entrada se debe precisamente a este carácter multidisciplinar del acto, porque en él se presentaron tantas ideas estrafalarias distintas que no me extrañaría que algún internauta despistado viniese a parar al blog buscando, qué se yo, la energía crística, el orgonite o el pericardio (sí, el pericardio) como alojamiento del alma. De hecho, yo titulaba la entrada "El (peligroso) Congreso Ciencia y Espíritu" precisamente porque la presencia en él de tantas y tantas propuestas no ya distintas entre sí, sino francamente contradictorias, podría haber dado lugar a algún tipo de enfrentamiento entre los ponentes. Me apresuro a aclarar que no fue así, y que a pesar de que cada uno de ellos presentaba una idea que implícitamente se daba de patadas contra las de los demás, terminaron todos en paz y armonía unidos por lo único que tienen en común todas sus tesis: que prescinden completa y absolutamente de la realidad.

Y claro, en una entrada que, a pesar de no estar ya de actualidad, sigue recibiendo visitas a un ritmo más o menos regular es inevitable que también aparezca de vez en cuando algún comentario nuevo. Y el último (por ahora) me ha parecido digno de una entrada. Dice Maite:

Me hacen gracia aquellos que "creen" en la llamada ciencia "oficial" y desprecian olímpicamente a los que intentan buscar otro tipo de explicaciones alternativas. ¿Acaso porque aparezca reflejado en los supuestos sesudos estudios científicos oficiales les da una credibilidad mayor?

Y, ¿qué quieren que les diga?, da en el clavo. Evidentemente, eso de la ciencia "oficial" no existe, lo que hay es buena y mala ciencia, ciencia de verdad y pseudociencia, pero también es cierto que desde ciertos ámbitos (desde los que, por lo visto, escribe Maite) se denomina así a la ciencia en tanto en cuanto desmiente sus creencias. Y, visto desde esta perspectiva, lo cierto es que los estudios científicos merecen mucha más credibilidad que las intuiciones de un iluminado, las invenciones de un espabilado o los desvaríos de alguien que probablemente debería buscar ayuda psicológica profesional. Que de los tres casos hubo en el Congreso. De hecho han sido los resultados de los estudios científicos y no los cuentos sobre "energías espirituales", los delirios sobre conspiraciones o los disparates sobre revelaciones de origen extraterrestre los que han permitido que Maite, como yo, podamos por ejemplo intercambiar comentarios mediante un ordenador conectado a internet en vez de esperar la oportunidad de conocernos para poder hablarlo en persona. O, ya puestos, que tanto ella como yo (en mi caso, con toda seguridad) sigamos vivos para poder hacerlo en lugar de habernos muerto por culpa de una afección que no era curable hace apenas unas décadas.

Sigue diciendo Maite que

¿Y todo lo que nos ocultan o lo que callan porque no tienen ni la más remota idea -o por intereses espurios, por qué no decirlo- ? 

Y aquí ya no anda tan fina. En primer lugar, lo que mueve a la ciencia es precisamente el afán de descubrimiento, por lo que no tiene sentido ocultar o callar lo que se ignora. Todo lo contrario: diariamente se hacen esfuerzos para superar esa ignorancia en lugar de regocijarse en ella. Y en cuanto a los intereses espurios, no creo que haya que presuponerlos en nadie. Dudo mucho que ningún crítico de la homeopatía, por ejemplo, sostenga que todos sus defensores están a sueldo de multinacionales como Heel o Boiron (con la que, de hecho, a muchos escépticos nos unen lazos entrañables).

Más aún: incluso cuando se produce algún fraude científico a causa de esos intereses espurios (como en este caso, sin ir más lejos), se cometen falsificando y ocultando los resultados realmente obtenidos mediante el método científico, y son también los mecanismos de la ciencia los que lo descubren y denuncian. Lo cual, por cierto, contrasta bastante con lo que ocurre en esos "Congresos Ciencia y Espíritu": ninguno de los ponentes podría denunciar la falsedad de las tesis de los demás, por mucho que se opongan a las suyas, sencillamente porque ni las de los otros ni las suyas propias tienen ni la más mínima relación con el mundo real.

Así, por ejemplo, cuando alguno de esos ponentes dicen, como Maite, cosas como esta

¿Se ha informado algún "anónimo" de esos que JAMÁS nadie ha podido mostrar una sola fotografía del virus del SIDA?. Sin embargo de otros muchos virus prefectamente catalogados sí que hay fotos. En el tema del SIDA hay tantas lagunas que los agujeros del "Gruyere" superan al propio queso y, supongo que como en este tema hay muchos otros.

no pasa nada si el ponente de al lado dice que el VIH fue creado por ingeniería genética para acabar con los homosexuales, por ejemplo. Y tampoco pasa nada si alguno de esos ponentes, como Maite, siguen con la milonga de que jamás se ha podido mostrar una sola fotografía del virus del sida cuando basta con echar un vistazo a la Wikipedia para ver alguna, sin ir más lejos.



De hecho algo así ocurrió en el Congreso de marras. Aunque Maite diga que

Otro ejemplo: lo de la gripe A ha sido un montaje de tomo y lomo y hasta en los llamados "medios oficiales" hemos podido tener noticia de que la OMS está siendo investigada por exagerar el peligro con la llamada "pandemia", lo mismo que hicieron pocos años antes con la gripe aviar.

no faltaron en ese mismo congreso quienes consideraban a la gripe A como un ataque biológico en toda regla. Si es por exagerar, quienes se llevaron la palma fueron los conspiranóicos, como siempre. De hecho la propia Maite lo reconoce a continuación:

Ahora bien, sí que estoy de acuerdo en que hay muchos en el mundillo alternativo que ante las cuestiones anteriores, por poner un ejemplo, extraen conclusiones exageradas, cuando no peregrinas, como que hay un plan oculto para matar a la población, envenenarnos o yo qué sé a medio plazo. Eso es mera conjetura y yo no me atrevería a afirmar semajantes cosas, pero está claro que con la gripe A han querido hacer un negocio de tomo y lomo y después de que los gobiernos se gastasen millonadas en las vacunas la inmensa mayoría no se ha utilizado, pero las grandes firmas ya se han llenado los bolsillos.

Lo cual nos lleva a otro problema. Las teorías conspiranóicas, tan arraigadas en el que la propia Maite llama "mundillo alternativo", son atractivas entre otras cosas porque son enormemente simples, pero suelen pasarse de simpleza. Los fabricantes de vacunas contra la gripe A sin duda hicieron un gran negocio, contando con la complicidad de algunos miembros de la Organización Mundial de la Salud. Pero el riesgo de la gripe A era y es real, y aunque no haya mutado hasta variedades aún más peligrosas o letales tampoco se puede decir que haya pasado sin dejar un balance aterrador. Y es cierto que muchos gobiernos adquirieron más vacunas de las que fueron al final necesarias, pero un error de cálculo por exceso de precaución parece preferible al riesgo de que se hubiesen quedado cortos. Cargar contra una vacuna por el hecho de que su fabricante haga negocio con ella es como criticar los cascos de los motociclistas porque la empresa que los elaboró también obtuvo sus ganancias. Con el agravante de que esas críticas y esa propaganda "alternativa" de cuento de hadas no solo parten de una falacia, sino que se cobran un precio en vidas humanas.

Maite, en fin, termina diciendo que

En fin, sólo pediría a los "creyentes" en todo lo "oficial" un poco más de respeto, menos insultos y soberbia y que si se tienen por "escépticos" hagan buen uso del significado de esta palabra y duden de todo, no que nieguen ciegamente lo que no les encaja en sus estrechas concepciones y se adhieran a todo lo que suena a oficial por el mero hecho de serlo. 

Que es un lamento bastante habitual: somos "soberbios" "creemos" en lo "oficial", "negamos ciegamente" lo que "no encaja en nuestras estrechas concepciones" y todo eso. ¡Ah!, y además insultamos.

Pero lo que sucede, Maite, es precisamente lo contrario. Lo "oficial" era creer que los rayos eran lanzados por Júpiter, que el Sol gira alrededor de la Tierra y que un ente sobrenatural tuvo un arrebato creativo el 23 de octubre del año 4004 A.C. Más o menos a la hora del té. Y lo que nos enseñó que no es así fue el progreso del conocimiento científico, igual que nos enseña que las radiaciones de los teléfonos móviles no son ionizantes, que el agua no tiene memoria o que las estelas de condensación de los aviones no sirven para envenenarnos desde el aire, por citar alguna otra de las barbaridades que se dijeron en el Congreso.

La ciencia se limita a describir la realidad de la manera más precisa posible, sin importar si esa descripción se ajusta a las creencias "oficiales", Maite, o a las "alternativas", precisamente porque no se trata de creer, sino de conocer. Y si ello implica negar que alguien, en un arrebato de inspiración, haya dado con la causa única de todas nuestras enfermedades y achaques, o que los extraterrestres anden revolviendo en nuestros asuntos, o que vivamos en medio de una película de conspiraciones cuyo oscuro secreto solo nosotros conocemos, pues no quedará más remedio que negarlo. Igual que negaríamos la existencia de los Reyes Magos, Papá Noel o el Ratoncito Pérez, por mucha ilusión que nos hiciera creer en ellos.

Y es cierto que en algunos casos lo hacemos con vehemencia, y que incluso ponemos cartelitos como este


Cuando a lo mejor hubiese sido más amable este otro:


Pero ante un Congreso que vende falsas esperanzas a enfermos, que promociona terapias y tratamientos que tienen más que ver con el Derecho Penal que con la medicina, y que repite afirmaciones que han costado cientos de miles de vidas, si de algo pecaba aquella entrada es de exceso de amabilidad.

¡Ah!, y el que tiene los agujeros es el emmental. De nada.


Actualización a 20-09-2010: Y por si hubiera dudas con lo de la fotografía del virus del VIH, aquí tienen ustedes unas cuantas, recopiladas por La ciencia y sus demonios.




Actualización a 06-10-2010: Bueno, después de todo sí que podría decirse que el Gruyere tiene agujeros ;-)

8 de septiembre de 2010

Titulece, que no es poco



Como pueden ver, Andrés Tonini, Ezequiel del Bianco, Manolo Cros, R. Daneel Olivaw, Periodista en Babia, Dotor Cuántico, Carlos Chordá, Javier Pérez Delgado, Antonio Nieblas, Mr. Reivaj, Carmen Po, N. Gigena, Pepe Mazas, el Marplatense escéptico, el señor Patito, Imaginario, Hereje Blasfemo, Lanarch, Pantera Dosmil, Centinel, Luis Alfonso Gámez, Radagast el Pardo, Saggy, Rinzewind, David Colquhoun, ZenoMauricio-José Schwarz y hasta el perro de Mauricio-José Schwarz están ya plenamente capacitados para vender agua o sacarosa afirmando que posee milagrosas propiedades terapéuticas. ¡Enhorabuena a todos!

Como la entrega de diplomas ya ha tenido lugar no hay prisa para organizar la ceremonia de graduación, pero nos complace anunciar que cuando se celebre tendrá lugar la interpretación a coro del himno oficial de la homeopatía, elegido a propuesta de Carles M. Que lo disfruten con salud (porque si no la tienen y se les ocurre pedirnos consejo a nosotros, los homeópatas...).

2 de septiembre de 2010

Pues yo soy más homeópata, hala

Mauricio-José Schwarz, RinzeWind, saggy o Porkulia, entre otros, también han obtenido sus títulos de homeópatas. Pero yo soy más homeópata aún:



¡Hala!


Importante: A diferencia del curso anterior, en el que bastaba con poner el nombre al principio e irse al final para imprimir el título, para estos dos (que están aquí y aquí) es preciso obtener el mínimo de 20 puntos en los tests para imprimirlo. Así que una de dos: o pasan el curso completo o, ejem, hacen el primer test, le dan a "submit", pasan a la pantalla siguiente, vuelven a la anterior, le dan otra vez a "submit", y así sucesivamente hasta lograr los 20 puntos. 


De nada.