25 de enero de 2010

Más sobre la homeopatía: un par de cartas


La cosa se presenta movidita. Tras el apoyo a la campaña 1023, Círculo Escéptico ha iniciado la recogida de firmas en apoyo de dos cartas, y que de nuevo tienen que ver con el muy acuoso tema de la homeopatía.

La primera de ellas ha sido enviada a la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, y naturalmente tiene que ver con la aprobación de una moción no de ley por la que se insta al Gobierno a considerar la homeopatía como "acto médico". Ya hemos hablado del tema por aquí, y por cierto decía yo, de forma bastante sorprendente (al menos, a mí mismo me sigue sorprendiendo) que estaba de acuerdo con la medida. No del todo, en realidad. Me parecía y me sigue pareciendo evidente que las intervenciones sobre la salud deberían dejarse a los médicos, que aunque a veces sean partidarios de las pseudoterapias al menos parecen ofrecer algo más de garantía que tantos y tantos "alternativos" cuya formación médica es nula, disparatada, o nula y disparatada a la vez. Pero, por otro lado, también me parece evidente que una resolución como la de la Comisión de Sanidad supone dotar de una aparente legitimidad a algo que en el fondo no deja de ser una pamplina pseudocientífica. En ese sentido, la solicitud de Círculo Escéptico me parece más que razonable, así que ya tienen mi firma ahí colocada.

La otra carta tiene más miga. O no, pero el caso es que habla sobre una cuestión que no he tratado en el blog, así que, con su permiso, me extenderé más sobre ella.

Se refiere al comunicado de la Organización Médica Colegial anunciando que su Asamblea General ha aprobado también considerar a la homeopatía como "acto médico". Se trata de un comunicado como mínimo bastante chocante, en primer lugar por el hecho mismo de existir: no sé a ustedes, pero al leerlo a mí me ha venido a la mente cierto latinajo. La verdad, si la OCM ha aprobado semejante cosa, le bastaba con decirlo y punto redondo, sobre todo teniendo en cuenta el precedente de los muy dignos y no poco despistados miembros de la Comisión de Sanidad. Sin embargo, la OCM no se limita a dar cuenta del acuerdo, sino que lo acompaña con lo que la propia OCM llama "puntos", alguien mucho más benevolente que un servidor llamaría "justificaciones", y yo, francamente, encuentro que son simples excusas. Veámoslas.

Dice la OCM que

- Es una realidad social la progresiva implantación y aceptación de la Homeopatía como terapia entre la población, pero, con excesiva frecuencia, realizada por personas sin ninguna o, en el mejor de los casos, una mínima formación sanitaria.

- La OMC asume el papel que le corresponde en defensa de la sociedad y de la salud de los ciudadanos, partiendo de la premisa fundamental de que toda terapia, convencional o no, alopática, holística u homeopática, es en sí misma un ACTO MÉDICO que precisa de un diagnóstico previo, de una indicación terapéutica y de una aplicación de la misma, y que debe ser realizada, necesaria y obligatoriamente, por una persona cualificada y legalmente autorizada para ello. Es decir, UN MÉDICO.

- Independientemente de sus resultados, todas las actividades desarrolladas en torno a la salud de la persona son entendidas como actos sanitarios. Si, además, las mismas precisan de un DIAGNÓSTICO, se convierten en un ACTO MÉDICO. Según la legislación vigente, para poder hacer un correcto diagnóstico es imprescindible un marco de conocimientos acreditado que sólo posee el médico.


Tres interesantes puntos que en realidad se contestan con uno solo: ni uno de los argumentos sirve para justificar la consideración de la homeopatía como "acto médico".

Supongamos que no hablamos de homeopatía, sino de alguna pseudoterapia aún más disparatada (y hay que reconocer que los homeópatas, con inventos como este o este lo ponen cada vez más difícil). Hablaremos, por ejemplo, de la "digitonasopatía", según la cual el origen de las enfermedades se encuentra extracción semivoluntaria de la sustancia en la que se deposita la energía vital, es decir, los mocos, nos hurgamos la nariz con el dedo al pararnos en un semáforo. Su método terapéutico consiste en la ingestión de "remedios" fabricados mediante la dilución de la sustancia extraída durante la citada operación, pero para que no nos acusen de plagio (y para que a nadie le dé mucho asco), el método de dilución no será el de Samuel Hahnemann, sino el del Dómine Cabra.

Hala, pues ya que tenemos la digitonasopatía en marcha, vamos a ver si se le aplican las "justificaciones de la OMC":

- Es una realidad social la progresiva implantación y aceptación de la digitonasopatía como terapia entre la población, pero, con excesiva frecuencia, realizada por personas sin ninguna o, en el mejor de los casos, una mínima formación sanitaria.


Bueno, esto no es cierto porque aún no se ha popularizado, pero teniendo en cuenta la rapidez con la que se implanta cualquier disparate pseudomédico, es solo cuestión de tiempo.

- La OMC asume el papel que le corresponde en defensa de la sociedad y de la salud de los ciudadanos, partiendo de la premisa fundamental de que toda terapia, convencional o no, alopática, holística o digitonasopática, es en sí misma un ACTO MÉDICO que precisa de un diagnóstico previo, de una indicación terapéutica y de una aplicación de la misma, y que debe ser realizada, necesaria y obligatoriamente, por una persona cualificada y legalmente autorizada para ello. Es decir, UN MÉDICO.


Aquí ya vamos mejor. Evidentemente la digitonasopatía, como terapia que es, precisa de un diagnóstico previo (el análisis de la dirección del dedo, su temperatura, la profundidad alcanzada y el aspecto, peso, densidad y volumen de la sustancia vital extraída), de una indicación terapéutica (la exacta composición, en pases de olla Caprinos, del remedio digitonasopático), y de una aplicación de la misma (es decir, tomarse el mejunje). Por lo tanto, y siguiendo la argumentación (por llamarla de alguna manera) de la OMC, deberá realizarla un médico. Perdón, UN MÉDICO.

- Independientemente de sus resultados, todas las actividades desarrolladas en torno a la salud de la persona son entendidas como actos sanitarios. Si, además, las mismas precisan de un DIAGNÓSTICO, se convierten en un ACTO MÉDICO. Según la legislación vigente, para poder hacer un correcto diagnóstico es imprescindible un marco de conocimientos acreditado que sólo posee el médico.


Y aquí también damos en el clavo: la intervención digitonasoterapéutica se desarrolla en torno a la salud de la persona. Vale, sí, se desarrolla en torno a ella en plan órbita, es decir, girando y girando pero sin tocarla jamás. Pero bueno, eso mismo pasa con la homeopatía.

De hecho, eso mismo (todo eso mismo) pasa con cualquier pseudoterapia que nos imaginemos, sea vudú, santería, imposición de manos, oración a San Blas para que nos quite la carraspera, o lo que queramos. En todos los casos se cumplen los tres puntos con más precisión que en un triple de Pau Gasol. Y en todos los casos, evidentemente, que se cumplan los tres puntos no implica que la terapia en cuestión tenga el más mínimo efecto sobre la salud.

La OCM sigue ilustrándonos sobre su decisión diciendo que

- El médico homeópata está formado en Medicina Tradicional y en Homeopatía, y sólo su DIAGNÓSTICO y, dentro de éste, un diagnóstico diferencial, va a proporcionar al ciudadano la garantía necesaria de un correcto enfoque terapéutico, evitando, sobre todo, el error por omisión y la demora en el tratamiento preciso que, independientemente de su eficacia, pueda poner en riesgo su vida. Ello, en contraposición a las personas que ejercen este tipo de prácticas sin titulación, sin formación suficiente, sin control y sin ninguna garantía.


Lo cual es correcto solo en apariencia. El problema no es la formación del médico, sino la terapia que aplique, y en ese sentido da igual si el médico es además homeópata, culomántico o brujo arapahoe. Es cierto, como decía más arriba, que el hecho de que quien aplique la pseudoterapia sea médico aporta un mínimo de garantía (aunque solo sea la de su seguro de responsabilidad civil como colegiado). Pero también es cierto que el hecho de que un médico aplique una terapia cuya eficacia es nula o como mínimo muy dudosa no dice gran cosa en favor de su criterio profesional. En este sentido, sinceramente creo que la OCM haría un mejor servicio a la profesión médica (y, sobre todo, a los ciudadanos) insistiendo en la formación y en la aplicación de terapias probadas y con respaldo científico comprobado, en lugar de respaldar el uso de pseudoterapias.

Pero la traca final es el último punto. Leamos, leamos:

- La Homeopatía, al igual que otras terapias médicas, sobre la que persisten “grandes incertidumbres” (ISCIII), aunque aceptada en sistemas sanitarios de diversos países europeos, debe estar sometida a los mismos CRITERIOS ÉTICOS Y CIENTÍFICOS que cualquier otra actividad médica. Así, deberá demostrar, científicamente, su efectividad y eficiencia a través de la realización de los estudios pertinentes, elaborados con el suficiente rigor y la adecuada metodología.


Y ahí es donde está el meollo de la cuestión. Si, según el benevolente criterio de la OCM, persisten "grandes incertidumbres" sobre la homeopatía, habrá que considerala como, digamos, insuficientemente probada (en caso contrario las incertidumbres serían medianejas, pequeñas o inexistentes, digo yo). Lo malo es que los procedimientos médicos insuficientemente probados son, según el artículo 22.1 del propio Código Deontológico de la OCM, prácticas no éticas, de modo que antes de empezar a aplicarlas (y, por tanto, antes de reconocerlas como "acto médico") lo que habría que hacer es acreditar ese respaldo científico del que habla la OCM.

O eso, al menos, pienso yo, así que ahí tienen también mi firmita.

Com decía al principio, estos están siendo unos días moviditos con lo de la homeopatía. Y aún se prevén más chubascos. Así que permanezcan atentos a sus pantallas...

3 comentarios:

  1. Me imagino que todo lo has dicho es irónico o tienes de socios a los laboratorios. Cómo puedes hablar así de ella. Hace 40 años que me trato. No por ello soy ortodoxa. No tienes la menor idea de que se trata. Prueba con un buen homeopata y veras de que hablo. No es una medicina alternativa ni pseudoterapia. La homeopatía es fantástica, solamente hay que tener cuidado con los homeópatas. Saludos cordiales

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  2. Mariana dixit:

    "La homeopatía es fantástica,"

    Completamente de acuerdo. Yo no lo hubiera podido expresar mejor. Es fantástica como un unicornio.

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  3. La quiromancia es fantástica, sólo hay que tener cuidado con los quiromantes ;-)

    Los "laboratorios" son maaaalos.

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